viernes, 30 de mayo de 2014

El sueño se esfumó



Y el sueño se esfumó
como una noche de verano,
como dos almas fugitivas
descansando en su regazo.
Y el encanto, envuelto en seda
hecho añicos, en mil pedazos,
roto por tantos miedos
que sienten los enamorados.

Cien promesas, mil relatos,
furtivos besos apasionados,
espejismos que reflejan
la dulzura de unos labios.
¿Que hubo de cierto
en aquellos, tus abrazos?
Tantos juramentos rotos...
tantos versos destronados.

Y el calor se tornó hielo
frío intenso, muy helado,
casi como la doctrina
que expresabas en tus salmos.
Y fue mi desidia,
seguramente, mi dulce amado
la culpable de este duelo
que te arrancó de mi lado.

Sí, seguramente fuese miedo,
angustia, sopor y llanto
la respuesta a tu desánimo,
la callada a tu reclamo.
O, ¿fue el destino
el que paró nuestros pasos,
el que puso los escollos
a nuestros pies tan cansados?.

Que más da... mi eterno amado,
hoy, solo nos queda el recuerdo,
el roce de nuestros cuerpos
acariciándose despacio.

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