viernes, 28 de febrero de 2014

Te espero





En mis sueños te miro,
desafiante y altivo
te encuentro, adormecida
casi te admiro,
y bajo la luz tenue
de un farol encendido,
te escribo.

En mis manos te veo,
cariñoso y lascivo 
te siento, apasionada
casi no vivo,
y mi fragancia suave
sobre tu cuerpo tendido,
te brindo.

En mis labios te quiero,
amante y amigo
te añoro, apresurada
casi te tengo,
y sobre la arena inerte
del mar de mi cuerpo,
te abrigo.

En mis ojos te sueño,
príncipe y mendigo
te quiero, ilusionada
casi me muero,
y en la espesura ardiente
de mi pobre anhelo,
te espero.

miércoles, 12 de febrero de 2014

A veces




     A veces las palabras buscan un embroque con el alma y de ellas, nace el dibujo de un sentimiento, el retrato de un sueño, o simplemente un paseo sin corsé, sin antifaz. Un paseo sin sonidos, sin imágenes, sin tener que decir algo, solo pasear por el mundo hasta hallar la playa de un alma gemela donde descansar.
    A veces los pasos vagan sin rumbo fijo, cansados y doloridos se atropellan ante el sonido de un bolero y nace un anhelo, un deseo ardiente por dejar de caminar y encontrar un refugio cálido, un reposo donde descansar y dejar sobre el diván el duelo.
     A veces los besos se escapan de la boca buscando unos labios que besar, y huyen espantados ante el rechazo de una mirada esquiva. Y vuelan por el horizonte y surcan ríos y mares, y en su búsqueda se enmarañan unos con otros, se agrietan y se agrían.
     A veces las miradas se ciegan embaucadas por falsas muestras de afecto, se nublan las retinas ante la pomposidad de las sonrisas, que presuntuosas, coquetean con nuestro ego. Contemplamos  los contoneos que bailan con nuestras pupilas y nos regocijamos cubiertos con el velo que cubre de fantasía la realidad.
     A veces, muchas veces nos equivocamos y retozamos en el engaño. Nos conformamos y nos rendimos ante la posibilidad de remover el mundo, de movilizar cada músculo de nuestro cuerpo, de bombear verdad a nuestro corazón. A veces es más fácil seguir sin rebelarse, acomodarse en la ironía de una vida plácida y sin complicaciones y no aferrarse a la utopía de Vivir.

     "¡Ojalá vivas todos los días de tu vida!". Jonathan Swift